¿Habías imaginado alguna vez una furgoneta dentro de un restaurante? La furgoneta azul al más puro estilo hippie que preside el comedor de la Crêperie Bretonne es uno de los reclamos de la ciudad. Dentro de ella, lejos de encontramos un volante y asientos, hay una cocina perfectamente equipada desde la que se elaboran los crêpes. Muchos de los turistas simplemente entran en el local para fotografiarla, pero nosotros os animamos a quedaros para disfrutar de la gran variedad de crêpes que ofrecen.
Este peculiar establecimiento está repleto de carteles y anuncios de épocas pasadas, así como letreros luminosos o aviones colgados del techo. Todo un mundo escondido en un mismo restaurante. Es por eso que la Crêperie Bretonne es el lugar idóneo para ir con la familia, ya que los más pequeños quedarán boquiabiertos con cada detalle.
De entre sus especialidades bretonas destacamos las crêpes saladas, de una amplia gama de gustos e ingredientes como el aguacate, los champiñones o el salmón. En cuanto a las crêpes dulces, también podréis degustar infinidad de combinaciones que os harán la boca agua. Y para los indecisos, siempre podréis disfrutar de una de sus ensaladas o tortillas francesas.
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